EL ASCENSOR

Ernesto Pérez Zúñiga



La vecina del quinto dice haber visto otra vez al Aparecido. Sus palabras se impregnan de un eco sordo en el ambiente eléctrico del portal, que tiene dos ascensores. El portero del inmueble se lo repite otra vez:

—¿El Aparecido? Eso es una tontería.

Y, amablemente, se dispone a abrir la puerta del ascensor a la vecina del quinto. Entonces alguien lo hace por él, con brusquedad.

Dudando aún de lo que acaba de suceder ante sus ojos, el portero se dispone a tirar de la puerta del segundo ascensor, que de repente se resquebraja con violencia.

El Aparecido observa cómo huyen y gritan el portero y la vecina del quinto. “Porque todavía no han muerto.”

El Aparecido piensa:

“El terror comienza cuando se constata la amenaza invisible. El miedo sólo cuando se presiente.”

El Aparecido recuerda:

“Cada torre gemela fue una puerta de este ascensor. Uno se encuentra desesperado y solísimo y a punto de enloquecer cuando el avión se estrella contra la segunda puerta.”